El Audi Quattro es un nombre que resuena con potencia única en el mundo de los rallies. Este icono del automovilismo, nacido en la era dorada del Grupo B, no es solo un coche. Es una leyenda viva que cambió el juego para siempre.
En este post te contaremos la interesante historia del Audi Quattro en el Grupo B. Una historia de innovación y velocidad que sigue cautivando los corazones de los amantes de Audi y los rallies.
Los inicios del Quattro, pionero en tracción integral
En marzo de 1980, Audi presentó en el Salón de Ginebra el Audi Quattro, su primer deportivo de producción equipado con tracción a las cuatro ruedas que desafió tanto al mundo de los rallies, como al mercado automovilístico, en el que aterrizó a finales de ese año.
Con líneas afiladas y cuadradas, reminiscentes de los deportivos de los años 80, este modelo contaba con un motor turbo de 5 cilindros y 2.1 litros, generando 200 CV que se distribuían a las cuatro ruedas a través de la tracción quattro permanente. Esta tracción integral, -hasta entonces reservada a vehículos todoterreno o industriales- ayudó a que el Audi Quattro se convirtiera en uno de los mayores iconos del Grupo B, del rally y de la competición.
Aunque el debut oficial del Quattro fue en en Rally de Montecarlo en 1981, Audi Sport no ganaría su primer título de constructores hasta el año siguiente, hazaña que volvería a repetir en 1984.
Pero, ¿cómo nace la suspensión quattro de Audi?
El inicio del Audi Quattro se remonta al invierno de 1976, cuando la marca alemana probaba y desarrollaba el Volkswagen Iltis, un vehículo militar diseñado para el ejército bávaro.
Las cualidades dinámicas del Iltis en superficies de baja adherencia eran extraordinarias, por lo que los ingenieros de Audi concibieron la idea de incorporar la tracción integral en el proyecto de un deportivo de alto rendimiento en el que estaban trabajando de modo paralelo: un coupé basado en el Audi 80 de producción con el motor turbo del Audi 200 que incluyese ejes huecos concéntricos en la suspensión (permitiendo así mantener el tamaño de la caja de cambios similar al de un coche de tracción delantera).
De este modo, unos meses más tarde, comenzó el Proyecto 262 encabezado por Walter Tresel que traería como resultado el Audi Quattro y su tracción quattro.
El Proyecto 262 recibió el visto bueno en 1977 y a principios de 1978 comenzaron las primeras pruebas del sistema.
El Grupo B: excesos, héroes y leyendas
El Grupo B nacía en 1983 y con tan solo cuatro temporadas de vida, esta categoría se convertiría en historia viva del automovilismo. ¿Dónde estaba el truco? En que era capaz de atraer tanto a fabricantes, ya que podían crear coches de competición con materiales y tecnologías avanzados; como a espectadores, que vibraban con los chasis tubulares, tracciones integrales, turbos exagerados… que montaban los vehículos.
Es verdad que dentro del Grupo B existían diferentes clases, organizadas según la cilindrada y el peso mínimo (aproximadamente 900 kilos), pero los desarrolladores se las ingeniaban para exprimir al máximo los motores con turbocompresores que daban potencias salvajes de más de 500 CV.
La escudería Audi Sport no era diferente y, en este contexto frenético, el Audi Quattro encontró su hogar. Con su distintivo rugido de motor y su tracción a las cuatro ruedas, el Quattro se convirtió en una fuerza imparable en las etapas de rally de todo el mundo. La rivalidad con otros mitos del Grupo B como el Lancia Delta S4, el Peugeot 205 T16 y el Ford RS200, dio lugar a batallas épicas que quedaron grabadas en la memoria de todos los aficionados.
Audi Sport obtuvo notables éxitos en el Grupo B: En 1982 logró el mundial de marcas, aunque a la francesa Michele Mouton se le escapó el de pilotos en la penúltima carrera. Fue en 1983 cuando Hannu Mikkola ganó el primer campeonato del mundo de pilotos para Audi. Al año siguiente, Stig Blomqvist repetiría título. Además, conseguiría también el mundial de constructores ese mismo año ayudado por sus compañeros Michelle Mouton, Hannu Mikkola y Walter Röhrl.
Hay que destacar que la tracción quattro fue el denominador común en el Audi Quattro durante la década de los 80 a pesar de las diferentes evoluciones: Desde 1980 hasta 1987, montaba un motor de cinco cilindros de 2.1 litros, 200 CV y 10 válvulas; de 1987 a 1989, el motor utilizado fue un 2.2 de cinco cilindros, 200 CV y 10 válvulas; por último, de 1989 a 1991, el motor utilizado fue un 2.2, cinco cilindros, 220 CV y 20 válvulas.
El final del Grupo B
A pesar del éxito que acarreaba esta categoría llena de descontrol y velocidad, la FIA decidió poner fin al Grupo B tras un trágico 1986, en el que se produjeron accidentes mortales con varias víctimas en los rallies de Portugal y Córcega.
En el primero, el piloto local Joaquim Santos embistió a un grupo de espectadores tras una salida de curva con su Ford RS200 provocando la muerte a una mujer y dos niños, además de causar una treintena de heridos.
El segundo accidente mortal involucró al piloto Henri Toivonen y a su copiloto Sergio Cresto durante el transcurso de una de sus etapas. El Lancia Delta S4 con el que competían (y con el que defendían el liderato del rally) sufrió una salida de pista y se precipitó por un barranco. En el momento del golpe se produjo un incendio que se llevó la vida de Toivonen y Cresto.
A raíz de estos incidentes, Audi y otros equipos oficiales abandonaron la competición y se retiraron en señal de duelo. Tan solo Lancia y Peugeot continuaron hasta el final de la temporada.
Las últimas pruebas en las que compitieron los coches grupo B fueron: el RAC de Inglaterra donde se vio un duelo entre los Delta S4, los 205 T16 y los Metro 6R4; y el Rally Olympus donde los finlandeses Markku Alén (Lancia Delta S4) y Juhha Kankkunen (Peugeot 205 Turbo 16 E2) se enfrentaron de nuevo con victoria para el primero.
Audi Quattro más allá del Grupo B
Aunque el Grupo B llegó a su fin, la leyenda del Quattro continuó. Su legado perdura hoy día en las creaciones de Audi, recordándonos una época en la que la pasión por la velocidad y la innovación tecnológica convergieron en un coche que se convirtió en mito.
El Audi Quattro sigue siendo más que un simple coche; es una fuente inagotable de inspiración para los amantes del motor y un símbolo eterno de la pasión por la velocidad en su forma más pura.
Aunque el impacto del Quattro no se limitó a la pista. Abrió el camino para la tracción integral en toda la gamaAudi: la ya archiconocida tracción total quattro. Hoy en día, más de 10,5 millones de vehículos Audi con tracción a las cuatro ruedas han sido producidos, desde deportivos como TT hasta SUVs como el Audi Q5.
La tracción quattro sigue siendo un componente esencial en la gama 40 años después, demostrando que el espíritu del Audi Quattro vive en cada modelo, marcando la pauta para décadas de innovación y rendimiento.
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